martes, diciembre 22, 2009

Per se

El Alma siempre sabe. Puedes ir caminando por la calle y de pronto sentir una como atracción hacia una librería y decidir entrar a pesar de que no hayas tenido la previa intención de ir a comprar libros. Pero ya ahí decides ir a ver los libros de poesía, tan solo para leer, hurgar en uno y otro sin la finalidad mercantilista de comprar alguno. Y notarás cómo el Alma siempre sabe lo que quiere porque te bastará abrir algún libro al azar en una página al azar e inmediatamente sentirás uno como aluvión emocional porque te darás cuenta de que poesía era justo lo que te venía bien en ese día y no parecías haberlo advertido. Y leerás en esa página fortuita algo conocido pero de tan remoto casi sientes ternura al reencontrar ese viejo recuerdo:

El mar se mide por olas,
el cielo por alas,
nosotros por lágrimas.

El aire descansa en las hojas,
el agua en los ojos,
nosotros en nada.

Parece que sales y soles,
nosotros y nada...

Entonces sentirás algo de envidia de los poetas, porque los poetas, los verdaderos poetas, son seres poderosos que saben extraer y transmitir esas cosas que solo un demiurgo sabe conjurar. Y tú eres frágil y enclenque, torpe y medroso, inepto para comunicar la más elemental de las sensaciones. Sin embargo tu flaqueza no te arredra porque sabes que al menos tienes el mínimo de sensibilidad como para percatarte de las inclinaciones de tu alma y dejarla guiarte. Se acrecentará tu emoción poética y querrás leer todo lo que tus ojos alcanzan a vislumbrar, sentirás ahora tristeza, frustración porque no podrás leer todo lo que tu alma necesita y que es ingente. No te alcanzarían ni 3 vidas para leer todo lo que anhelas, pero también sabes que si pudieras leer todo ese arsenal de libros paulatinamente llegarías a la pregunta ¿y para qué? O a la de ¿y ahora?
Abres otro libro y lees:
En el enrevesado espeso matorral de mis floraciones
has laborado embriagado de almizcles.
No hay almácigo desperdiciado en este amor
donde a diario te desafío
a que encuentres el brote más reciente.
Nunca dije que sería un jardín de senderos bien delineados.
Me constituí como un jardín tropical y húmedo
con especies imposibles de clasificar
pues siempre quise poner a prueba tus intenciones de
jardinero
domador de plantas y exterminador de plagas.

Sé que una turba de recuerdos hecha colmena te zumbará la cabeza y añorarás tener un amor que te hable así, que vea a partir de ti, justo ahí en la redondez de tu lóbulo derecho, el inicio de un poema, y pensarás en cómo te conmovería provocar eso en alguien, ser el surtidor de esos efectos, cómo te sorprendería y lo bien que te haría. Pero no lo tienes, y por ahora no conviene que sepas si lo llegarás a tener. Dado que el alma todo lo sabe guía tu atención a otro libro de esa misma colección y lees algo del lado desolado del amor:
Como ando por la casa
Diciéndote querido
Con fervorosa voz
Con desesperación
De que pobre palabra
No alcance a acariciarte
A sacrificar algo
A dar por ti la vida
Querido
A convocarte
A hacer algo por esto
Por este amor inválido.
Y eso es todo
Querido.
Digo querido y veo
Tus ojos todavía pegados a mis ojos
Como atados de amor
Mirándonos, mirándonos
Mirándome tus ojos
Tu cara toda

Y era de vida o muerte
Estar así
Mirarnos.
Y cierro las ventanas diciéndote
Querido
Querido y no me importa
Que estés en otra casa
Y que ya no te acuerdes.

Seguirás pues la ruta de tu alma y ese tiempo que pases en la librería estará cargado de significado. Mirarás muchos libros y mientras leas y camines mirarás a la gente y pensarás cosas al azar, pero no por azarosas serán menos dignas. Sentirás que la mayoría de tu tiempo lo empleas en bagatelas que ocultan tus verdaderos deseos, tus genuinos gustos. Te percatarás de que todos son un poco así, ocultos por el tráfago cotidiano y terminan no comunicando lo que yace muy dentro de ellos. Te aventuras a pensar que las personas tienen las herramientas, simplemente no las usan, y nadie se interesa realmente en nadie. Piensas que esas reflexiones ya las habías pensado en otro momento, en otras librerías en otras latitudes, y que todo se repite, que el tiempo tiene algo de cíclico y rítmico. No sabes cómo, pero sabes de alguna forma que el tiempo no es un antes ni un ahora ni un después, sino una simultaneidad y que todo está todo el tiempo en el mismo lugar y vuelves a lamentar el no ser poeta para poder expresar esa fusión espacio temporal del pasado el presente y el futuro y que en ocasiones muy especiales, la sientes muy cerca tuyo y que casi puedes verla. Entonces del libro de tu mente extraes un trozo literario que te parece va con tus bosquejos temporales:
De que estoy hecho. El tiempo es un río que me arrebata; pero yo soy el río; es un tigre que me destroza; pero yo soy el tigre ; es un fuego que me consume; pero yo soy el fuego.
Al final decidirás comprar libros a pesar de lo caros que te resultarán, a pesar de evaluar en tu cabeza que en realidad no deberías de gastar tanto dinero en esos recreos del alma y dejarlo para las cosas perentorias de la vida diaria. Saldrás a la calle sintiéndote algo diferente pero siendo siempre el mismo, cómo has cambiado con los años sin dejar de ser el de siempre. Te sentirás movido y conmovido por la poesía y por lo que te llevó a meditar, pero a la vez sentirás algo de melancolía, de languidez existencial, vivencial, casi molecular. Todo simultáneo también, la noche y el día eclipsándose en esa agridulce manía que tienen de confundirse justo delante de tus ojos ojerosos.

Extractos de poemas: Jaime Sabines, Gioconda Belli, Idea Vilariño, Jorge Luis Borges


lunes, diciembre 21, 2009

Quotes for the week

Two quotes to fight against my stupidity.

1.- A man can be happy with any woman as long as he does not love her. (Oscar Wilde)

2.- If you want to make God laugh, tell him about your plans.
(Woody Allen)

domingo, diciembre 13, 2009

Del infeliciaje

En mis dilatadas 4 décadas y cachito de vida, he podido contemplar un variado acontecer de absurdos y sinsentidos de la gente, esos especímenes insoportables que en tropa, se les da en llamar sociedad. Un botoncito de muestra es el que paso a relatar, con el permiso de quien me lea: He atestiguado en diversos momentos y contextos, que cuando alguien manifiesta que realiza algo (una acción moral, técnica, burocrática, laboral, política, familiar, romántica) acorde a lo que dictan las leyes éticas o jurídicas o contractuales o lo que fuere, es motejado en el acto de estúpido. Yo no me lo alcanzo a explicar. Sin ir demasiado lejos, la semana pasada una chica de mi oficina, después de estar departiendo con otros compañeros de trabajo sobre algunos procedimientos del quehacer diario (por supuesto que dicha tertulia tuvo lugar en horario en que se supone que tendrían que estar efectuando dichos quehaceres) se percató de que ella es la única en toda la oficina en hacer dicho procedimiento de manera correcta y ortodoxa. Ahí nomás empezaron a decirle que es una tonta. Ella decide entonces preguntarme en voz alta (como para llevar la tertulia al terreno del debate) que si es correcta la forma en que hace sus labores porque ella es "la única" que lo hace así. Silencio expectante y miradas dirigidas a mí en espera del veredicto. "Sí -le dije yo con cierto tono de fastidio por la obviedad de la pregunta- así es como se debe de hacer". Dos segundos después me soltó la frase que me quedó dando vueltas y me tiene escribiendo esta breve reflexón: "Ah, entonces soy una boluda". Dejé lo que estába haciendo para mirarla fijo con ojos flamígeros: "¿Eres una boluda porque haces las cosas bien? O sea que prefieres el borreguismo servil a la singularidad..." Esta chica me lanzó una mirada de esas que si bien no matan, abofetean los sentidos. Estoy seguro de todas formas que no entendió muy bien lo que le dije, pero se enojó mucho por si acaso.

C
ómo puede ser que el actuar con rigor, ciñéndose a las normas, sea sinónimo de imbecilidad, y que el vivales mamarracho que burla la norma sea un supuesto referente de la "inteligencia" y la "sagacidad" ciudadana. A nadie nos gusta que nos vengan a legislar las costumbres ni los deseos, pero también es cierto que es el único modo de que la sociedad no se devore a sí misma (más de lo que ya lo hace). Yo, que tan reacio soy a que me impongan cosas o me den instrucciones sobre cómo se debe de hacer algo, soy muy respetuoso de los lineamientos que buscan regir a la gleba que tanto detesto. Podré refunfuñar ásperamente sobre las cajas rápidas de los supermercados argentinos y cómo, curiosamente, son siempre las más lentas, pero no por eso me hago el enfermo o pongo carita huérfana mostrando mi manita derecha que lleva un jabón Zote para que se compadezcan de mí y me dejen pasar primero. Me formo y espero pacientemente mi turno. ¿Soy un tarado por eso? Los viejitos, que tan mañosos son para burlar las normas bajo la bandera de "es que soy ancianito", son los primeros en querer eludir la cola del súper, y yo, sí señor YO, no les cedo absolutamente nada. Ya he tacleado a dos viejitas que haciendo un asombroso despliegue de habilidad psicomotriz para la edad que aparentaban, se me querían meter en la fila. Este mundo está patas arriba definitivamente y, como muchos escarabajos que al ponerlos panza arriba mueren, está dando pataleos de moribundez.

miércoles, diciembre 09, 2009

Elsewhere

THE WORD
Wanderer: this word, in english, implies travel, voyage, trip. I may be wrong but in german Wanderer implies not only the same as in english, but a spiritual travel. The Wanderer goes from A to B (or C, or M or Y) without any previous notion, without a plan; that is fundamental for the real Wanderer: the absence of a plan and in that pointless roam, one can find his way.

THE REFERENCE
Franz Kafka
wrote a brief story (just a few paragraphs) that contains in it's core, the essence of the Wanderung. The story is called "The Departure". He doesn't need words and words or ideas after ideas to establish what a real wandering is; just as we don't need to leave our bed to experience that, maybe waking up one morning discovering that we are an omninous giant bug.


THE PLOT
It's simple
: a man prepare his horse to take a ride. His servant ask him where he is going to. "I don't know -answer the man- i just have to get out of here". That's the only way i can reach my goal". "So, you have a goal" -said the servant-. "Yes, i've already told you my goal; get out of here, that's my goal". The begining is the ending, getting out is getting in. The voyage from A to A.

THE IMAGE

The painting
was created by mexican painter Alfredo Castañeda. It's entitled: "What's the matter with you, treasure seeker". There lies the spiritual wanderer, in his bed. Is he dreaming? Is he awake but the reality is more playful than we ever think of? Do we have to travel miles and miles to find our place in the world? Or simply look deep inside, no matter where we are. Do we need to find that place?. Is there a place for us to find?
Many of the romantic german writers end their wandering badly, ill, sick, tired.
THE PUNCHLINE
I am not an english nor german speaker so it may be possible that the things written in this casual digression, are nothing but nonsense.


sábado, diciembre 05, 2009

Ni tú ni yo, mejor ninguno

http://www.youtube.com/watch?v=dj1BuNmhjAY

Te amo porque te necesito o te necesito porque te amo; dicotomía que planteaba Erich Fromm como determinante de la elección correcta, sana, bien habida. Derrida aventura otra dicotomía: el amor es un asunto del "qué" y del "quién". Por qué es tan complicado el fenómeno del amor, por qué tanta tinta ha corrido, por qué enloquece a la gente, por qué se le busca con tal frenesí. Por qué uno de los grandes filósofosde la modernidad como Derrida se torna reticente cuando le piden que hable sobre el amor, por qué dice que no puede hablar del amor así, libremente sin brújulas. El amor es de esos fantasmas que todos dicen conocer pero que nadie ha visto. Casi que hasta podría uno derivarlo al departamento de parapsicología.
"El amor instituye sus fiestas donde dos se encuentran a solas", decía Shakespeare en los sonetos. El amor es asunto de dos entonces. Los enamorados buscan el refugio solitario para dejar exudar todo el contenido amorfo y regocijante de su alma. Soledad... El amor también puebla y habita, colma al otro. ¿De qué lo colma? Cómo es que se van formando todos estos huecos en nosotros que buscamos afanosamente que otro colme. Y qué responsabilidad a la vez tan grande la de colmar los vacíos de otro ser. Y entonces en algún momento de la vida a Lacan se le da por decir que El amor es dar lo que no se tiene, y que al Otro le es dado colmar de lo que carece, lo cual tiene su lógica intrínseca si uno se pone a pensar en que si yo colmo en el otro aquello que solo el amor colma, cómo lo voy a hacer si es precisamente por esa carencia por la que busco a otro, ni el otro ni yo tenemos lo que buscamos. El amor se basa en una petición de principio, en un acto de fe y, por supuesto, en el ofrecimiento de lo que no se puede dar, esto es, el amor para siempre. Pero se acepta la petición de principio, se realiza el acto de fe y se juega a que por qué no, por qué no podría ser encontrar a quien se ame y nos ame toda la vida entera en cada uno de sus rincones. El amor promete lo que no puede dar, ciertamente. Pero la promesa es importante. Cuando uno se siente atraído por otro, entra en lo que modestamente he dado en denominar "estado de promesa". Alguien se acerca siempre al modelo, arquetipo o diseño de persona que tenemos inserto muy dentro nuestro, y ensoñamos, coqueteamos con la idea de que quizás esa persona sea. Es una promesa. Es una relación "promisoria". Pero ese encantamiento inicial es completamente truculento y engañoso porque la misma estructura social nos va orillando a fingir, engañar, mentir y disimular en mayor o menor grado, de tal suerte que requiere de un tiempo considerable desnudar a una persona de todo su atavío social. Entonces se da el equívoco o la dicotomía de que habla Derrida en el video, la de que no sé si me siento atraído por lo que aparenta ser la persona, o por quien realmente es. Y resulta que hay personas que son geniales en el acto de aparentar, y muchas veces eso nos termina cautivando, su maña y artificio para fabricar realidades. Me atrevería a hacer una analogía del qué y el quién de Derrida con lo que sería el fondo y la forma. Quizás el acto amoroso consista en la simple forma (o sea en lo estético) y una vez que ésta decae, por fatiga o por aburrimiento y se empiece a tornar fondo, sobrevenga la separación.
Derrida dice algo que me parece interesante y que si bien no es una ley y suceda siempre, lo he visto varias veces a lo largo de mi vida; el hecho de que en el estado de amor a veces es más difícil explicitar por qué se ama, a diferencia del estado de ruptura en que se define con toda precisión por qué se separa uno, "porque eres esto y aquello", o "porque no eres ni esto ni aquello".
El qué y el quién. El fondo y la forma. El amor o la soledad. Disyuntivas siempre, encrucijadas. Me viene a la mente un aforismo de Lichtenberg: "El amor a uno mismo ofrece una gran ventaja: hay muy pocos rivales".

domingo, noviembre 29, 2009

De los velos


Un buen hombre, después de sortear un terrible embate del destino y la naturaleza, toda vez que vuelve la calma, que la tormenta cesa, que todo pasa, decide emborracharse. Ese hombre no es otro que Noé. Cuenta la tradición que producto de su borrachera terminó cometiendo indecencias propias de todos los asquerosos beodos que sucumben a tal demonio, una de sus indecencias fue a de desnudarse y terminar tumbado en el suelo. Sus hijos descubren al padre ebrio y desnudo y ¿qué es lo primero que hacen? Se apresuran a cubrir su ominosa desnudez. Hay un afán humano por cubrirlo todo. Alguien dijo que el lenguaje fue creado para ocultar lo que verdaderamente sentimos.El lenguaje es una larga urdimbre que termina cubriendo las ideas, los objetos. La educación, la moral, las tradiciones y las costumbres son capas y capas de tela que nos van momificando hasta perder por completo la noción de quiénes somos en realidad, qué es lo que hay debajo de tanta tela apolillada, deja uno de saber hasta el color de la carne viva que a su vez cubre nuestro cuerpo. Por eso hay un dejo de misterio en todo, hay una vaga sensación de que algo está oculto detrás de cada palabra, de cada acto, de cada ruido, de cada objeto. Heráclito decía que la verdadera naturaleza de las cosas gusta de ocultarse. Quizás el gran momento de revelación y descorrimiento de todas las cortinas sea ese que todos están pensando.

sábado, noviembre 21, 2009

Del pobrediablismo ingénito




Se ha dicho (y tal artificio me parece de una diabólica sutileza e ingenio) que la argucia más grande urdida por el demonio, ha sido la de convencer al mundo de que no existe. Sin embargo, si uno empieza a atar cabos, a correlacionar lecturas, a revisar la historia y a proseguir una concatenación detectivesca de pesquisas, empezará a columbrar que sí, que el demonio sí que existe y goza de muy buena salud. Pero lo curioso no es solo el hecho de postular su existencia, que la mayoría imaginamos como una entidad independiente, con cornamenta y con muy mal humor; sino que de existir el demonio, existe dentro de cada uno de nosotros. En diversos momentos y textos medievales se le refiere a Satanás como legión. Claro, el demonio es legión porque es cada individuo. Y entre más se va ahondando en la cuestión más se va comprendiendo el complejísimo entramado psicológico, antropológico y teológico de las nociones de cielo e infierno, cuando la encilla realidad, es que son potencias inherentes a cada buen ciudadano que sale por la mañana a comprarse unos bizcochitos para el desayuno. El Yo, el Alma, el Cuerpo, esos tenebrosos luciferes de los que tanto cuesta desprenderse. Porque para muchos teólogos es ese yo, egoísta, voraz, insaciable, veleidoso, el genuino y único demonio. Por eso es al que hay que eliminar, es contra ese yo contra el que se libra la batalla espiritual, es esa la inveterada lucha entre el bien y el mal que en realidad se trenza desde el interior de cada persona. Jung decía que el verdadero causante de la segunda guerra mundial no había sido otro que "yo", tu "yo" y mi "yo"; y La Theologia Germanica dice: "Sé simple y totalmente desposeído de ti mismo"; y el Dhammapada: "quien ha vencido al sí es el más grande de todos los héroes"; y Rumi: "¿Qué es el Amor? El mar de la no-existencia"... "A cualquiera que entre allí diciendo esto soy yo, yo (Dios) le golpearé en el rostro. ¿Qué es el Amor? Lo sabrás cuando te conviertas en ". Ya se podrá ir notando la clase de domingo que estoy teniendo. De no haber estado leyendo a Ananda Coomaraswamy (que tan fecundo en ideas es) mi domingo estaría siendo lo que todo tradicional domingo debiera ser: ocio, haraganería, fútbol, cerveza; el yo en su más indolente versión (la pereza es pecado capital y va muy bien con el diablo). Ahora que gracias a Coomaraswamy voy a ver a toda la gente que me rodea como unos pobres diablos, me puse a pensar en la carta de la lotería llamada "el diablito" y en su versito que la acompañaba en otros tiempos en que no existían computadoras ni videojuegos y la gente jugaba estos maravillosos juego de mesa:

Soy el diablo y he llegado
Aunque no me pueden ver
No vengo pidiendo fiado
Ni tampoco de comer.

Y si algún día lográramos eliminar el yo, como anhelan los teólogos, ¿no se tornaría un tanto aburrido todo? Todos excelsos, todos eximios (y ex simios), todos preclaros, todos probos, impolutos, angélicos... Pero todos soporíferos.


sábado, octubre 24, 2009

Fort


En los 80’s cuando era yo un ingenuo adolescente, tuve mi etapa metalera y satánica, como muchos otros incautos de aquél momento. Dado que en mi casa había una variedad pintoresca de libros, en algún momento me crucé con textos extraños y misteriosos que cuadraron perfecto con mis apetencias del momento. “El misterio de las catedrales” del misterioso Fulcanelli, un compendio de textos de Mme Blavatsky, compendios de Ouspensky y Gurdieff (quien habla profusamente sobre el “despertar” espiritual y de que vivimos como dormidos, y algunos años después me percato que eso ya lo había dicho Ibn Arabi en el siglo XIII con más aplicación), y “El libro de los condenados” de Charles Fort y que al parecer es difícil de conseguir (ojalá no lo hayan vendido mis hermanos). No leí el libro en su totalidad pero me causó una gran impresión en mi espíritu ávido de cosas raras. No pasa desapercibido leer que un hombre escriba con toda seriedad y seguridad sobre lluvias de ranas o de sangre, o de bolas de fuego en el mar. Todo lo que la ciencia desechaba lo tomaba Fort, de tal suerte que a toda experiencia no tipificada por la ciencia ortodoxa se le comenzó a llamar “forteana”. Y yo moría por tener mi experiencia forteana, y como suele sucederme con las cosas que deseo frenéticamente, no la tuve. Tuve una tímida vivencia una noche en que vi 3 luces en el cielo muy extrañas, que no había visto nunca, estáticas y de una intensidad inquietante. Dado que las vi una madrugada que iba caminando a mi casa proveniente de una reunión donde lo que había abundado había sido el ron, nadie dio crédito a lo que vi, todos me dieron palmaditas en la espalda aconsejando que chupe menos o que mejor tenga en cuenta que al caminar en esas condiciones, siempre es mejor mirar al suelo que al cielo. Paulatinamente fui abandonando el heavy metal (aunque aun sigo apreciando algunas canciones de Iron Maiden y Judas Priest), lo satánico, lo forteano y toda esa imaginería que tanto me fascinó en la adolescencia. Sin embargo cada tanto me resurge esa cosquilla de lo inexplicable, del andar a la caza de cosas insólitas o al menos raras, y sigo albergando la ilusión de presenciar algún episodio forteano, alguna lluvia de vacas o alguna combustión espontánea, sobre todo esa, la autocombustión, dependiendo del espontáneo que autocombustione, podría llegar a ser una experiencia espectacular. ¿Algún espontáneo?

domingo, octubre 11, 2009

Iowa






Un profesor de inglés que tuve en la universidad, que respondía al nombre de Kim Jurmu, fue quien me hizo notar por primera vez que los mexicanos no éramos menos prejuiciosos con los gringos que ellos con nosotros. Un buen hombre sin duda Kim, y durante el tiempo que fue mi profesor, nos unió una relación cálida y afectuosa, y le aprendí algunas lecciones interesantes, lecciones de vida más que de inglés. Fue entonces que me dio por investigar un poco más sobre la historia norteamericana y en esa indagatoria, di con la pintura de Grant Wood. Instantáneamente atrapó mi atención. Los colores, la composición, los temas, el humor y la ironía me provocaron un profundo placer. Casi simultáneamente descubrí también la pintura de Edward Hopper y gracias a la pintura de ambos, empecé a mirar de otra forma ciertas películas estadounidenses así como a ciertos directores. La fotografía, la pintura y el cine terminan interrelacionándose en algunos valiosos e interesantes momentos de la historia. Sin ir tan lejos algo así ocurre en México con José Clemente Orozco y las películas del Indio Fernández, por ejemplo (con fotografía de Gabriel Figueroa). No me voy a poner a hablar del archicomentado cuadro de Wood "American Gothic" porque ya no hay mucho que agregar a ese tema, pero sí quiero ensalzar su técnica, su paleta, su dedicación a crear un arte regionalista tomando como modelo la vida campestre de Iowa. Me llama mucho la vida campestre, no sé si como un tangible proyecto de vivir así, o como un anhelo ideal de vida sosegada. De ahí que disfrute enormemente de la poesía de Horacio laudatoria de la vida reposada, y por supuesto la Oda a la vida retirada de Fray Luis de León culminando con el Menosprecio de corte y alabanza de aldea de Fray Antonio de Guevara. Hay algo de idealizado en los paisajes campestres de Grant Wood, porque son abstracciones de la naturaleza. Él mismo declaró que eludía por completo ser "fotográfico". Es quizás por eso que mi ideal abstracto de vida campestre encuentre su enclave perfecto en la obra de Grant Wood.
No dejaré de destacar el componente de "misterio" que hay también en algunos de sus cuadros. Me gusta que haya misterio, que haya algo velado, algo que no se muestra del todo. El cuadro The midnight ride of Paul Revere es de mis predilectos en el sentido de misterio. Es casi un sueño, casi un sueño que está soñando Wood y que nosotros estamos espiando como ávidos voyeurs oníricos. La realidad es que el cuadro está basado en un evento real, y en el poema que Longfellow escribió a propósito. Se cuenta que Paul Revere estába comisionado para alertar a la gente sobre la incursión de los ingleses (esto durante las batallas de Lexington y Concord). Si la incursión era por tierra, tendría que llevar una linterna, en caso de que fuera por agua, entonces serían dos linternas. La noche del 18 de abril de 1775 irrumpen los ingleses y tiene ocasión la cabalgata nocturna de Revere, gritando (cuenta la leyenda): "The British are coming!" Pero el cuadro de Wood tiene ese dejo de sueño, de voluntad por plasmar más que un riguroso momento histórico patriota, una atmósfera, un estado mental. Muy probablemente estoy escribiendo tonterías pero de pronto sentí deseos de divagar informalmente sobre este pintor que tanto me gusta. Antes de continuar ensuciando con mis ideas la obra de este artista, mejor le voy poniendo punto final.

domingo, septiembre 13, 2009

Nostalgia nopalera (Divagaciones imaginarias)





El 4 de marzo de 1517, Bernal Díaz del Castillo ve aproximarse 10 piraguas llenas de mexicanitos (mayas) curiosos que iban a inspeccionar quiénes eran esos hombres y qué cosas eran esas embarcaciones que no habían visto en su vida. Esto sucedió en Cabo Catoche. Los españoles les dieron unos rosarios y otros objetos para entretenerlos mientras ya se empezaban a frotar las manos viendo la suntuosidad de los templos y ciudades mayas. Qué momento debió ser ese, quizás lo más cercano a lo que sería un encuentro con un extraterrestre. Y ahí empezó todo: la ambición, la codicia, la violencia, la impostura, el revoltijo, la mezcla, el sincretismo; la construcción de una nueva cultura. Quién sabe si no empezó también a crearse el enorme acervo de chistes sobre gallegos que exite en el repertorio popular (a saber si desde épocas prehispánicas los mexicas eran buenos para la chanza). Sucede también el repudio a la imagen, la iconoclastia, la incomprensión de los cultos indígenas. Esa actitud seguirá siendo el talón de Aquiles de la gente, el no saber respetar la otredad, la diferencia, el creer que lo que uno mamó desde la cuna es lo mejor, lo más adecuado, y todo lo que es diferente es erróneo o equivocado. Los españoles del XVI estában llenos de humanismo, de erasmismo; los primeros franciscanos que llegan a México llevan los libros de Erasmo bajo el brazo, así que con todo ese bagaje filosófico, se enfrentan a pirámides, templos y ritos. El resultado: incomprensión total. Lo curioso del asunto, es que esa misma incomprensión que debieron sentir esos españoles ante serpientes emplumadas y jaguares con lenguas azules, es la misma que seguimos sintiendo la mayoría de los mexicanos actuales cuando caminamos por Teotihuacán. Sin ser muy religioso es más fácil que uno entre a una iglesia católica y más o menos tenga una idea de las cosas que ahí encuentra que si se para uno ante una cabeza olmeca. Todos esos ociosos que se visten de blanco y se trepan a la pirámide del sol a recibir las buenas vibras cósmicas son unos pobres advenedizos que seguramente hacen yoga también y leen los libros de Osho, haciendo un frangollo que se les debe quedar atorado a la altura de la glotis. Nunca entenderemos del todo lo que fue toda esa cultura. Seguirán existiendo las señoritas que se asusten cuando les hablen de los sacrificios humanos, pero que ir al temascal les resulte de lo más "cool", que el pulque les resulte vomitivo pero bauticen a su hijo como Cuauhtémoc para decirle cariñosamente "Cuau". Pero esa cultura está ahí debajo, subyacente, latente, como el Templo Mayor está debajo de la Catedral Metropolitana (y que afirmo que algún día se vendrá abajo intempestivamente y se erguirá de nuevo, suntuoso y glorioso el centro de la Gran Tenochtitlán). Se dice que Pedro de Alvarado y Hernán Cortés vivían con el Jesús en la boca porque temían que en cualquier momento los indígenas s
e les echaran encima, o porque se rumoraba que sabían cómo manipular el agua de los lagos para inundar la ciudad. Qué divertido que debió ser ver la paranoia de los conquistadores. Imagino al buen Hernán diciéndole al Pedro "¿y si sí?". Y a Pedro pronunciando quizás el primer "chale" de la historia. Ni los indígenas inundaron la ciudad (la ciudad se inunda solita cada que llueve) ni el Templo Mayor ha resurgido a cabezazos, pero la venganza azteca está ahí, palpitante. Esto lo escribo solamente porque extraño México, porque estando lejos lo valoro más, lo critico más, y lo amo más, y me muero de ganas por estar allá olfateándolo, mirándolo, sufriéndolo y paladeándolo. Finalmente, por más que reniegue, ese es el país que me ha dado contexto, que me ha dado cultura y que me ha dado la personalidad que tengo. Así que por primera vez en mi vida exclamaré, como les encanta exclamar a mis pintorescos compatriotas: ¡que viva México chingaos!


lunes, agosto 31, 2009

jueves, agosto 27, 2009

Mictlantecuhtli




Me estoy mirando en el espejo del baño. Considero que mi cara está sucia, así que me la desprendo y la pongo debajo del chorro de agua del lavabo y la empiezo a limpiar. Con el cepillo de dientes le quito algunas manchas de la frente. De pronto noto que la cara (mi cara) empieza a palidecer. Me asusto. Me apresuro a ponérmela de nuevo y al ponérmela (la sensación de ponérmela es tan inolvidable como inefable), vuelvo a ver mi cara en el espejo y está completamente lívida, yerta, exangüe. Entonces me despierto sumamente agitado y, creo, gritando.

Estoy a orillas del Brahmaputra. No sé cómo, pero sé que es el Brahmaputra. Hay cientos de personas, quizás miles. Huele raro, hablan un idioma que desconozco (¿cómo puede la mente producir un idioma desconocido por ella, cómo puede fabricarlo?) Camino chocando con la gente evitando mirar al río, no sé por qué no quiero mirarlo aunque sé que es el centro de todo, el punto medular de todo. Entre cientos de rostros desconocidos y palabras extrañas, me encuentro con una cara conocida, una cara que significó mucho para mí. No entiendo qué hace ella ahí, vestida de un modo extraño y mirándome de un modo como nunca jamás me miró. No me dice nada, solo me señala el río. Miro y veo que hay por todos lados flotando restos humanos. Siento una aprensión. Me da por mirarme las piernas y el torso y noto que no me veo, que no existo. Entonces despierto sumamente agitado y gritando.

Hay algo siniestro que me acomete en mis sueños que me persigue desde la adolescencia, pero hay algo que me atrae de esa persecución, algo de ese hálito siniestro que me fascina. Supongo que por eso me gusta el cine de David Lynch, creo que cada que me tiendo en mi cama estoy como aquel pobre personaje atormentado de aquel cuadro de Fuseli. Supongo que mis pesadillas me seguirán durante toda la vida y de hecho no quiero queme abandonen, no quiero que algún psicólogo brillante me las cure, no vaya a ser que me priven de la inquietante experiencia de mirar el costado tenebroso de la mente, cuando todo lo que nos es familiar, deja de serlo para mutar en algo estremecedor.


miércoles, agosto 12, 2009

Nudo gordiano

Voy a soltar unos datos aleatorios como quien va condimentando su comida con lo que va encontrando en la alacena: R.D. Laing fue psiquiatra, y producto de sus experiencias clínicas fue defraudándose paulatinamente de los métodos psiquiátricos ortodoxos. Llegó a conclusiones y a aplicaciones de sus conclusiones que erizaron los pelos de muchos, al grado que le llamaron antipsiquiatra y a sus métodos antipsiquiatría. Él no estuvo del todo de acuerdo con tales motes pero a la historia no le importó y ahora se le conoce como el padre de la antipsiquiatría. Para él la esquizofrenia no era una enfermedad, sino un estadio mental superior al normal, y lo que menos debía hacerse con un esquizofrénico, era colgarle su etiqueta de esquizofrénico. Había que guiarlo por ese sendero de iluminación que es la enfermedad, y los mejores guías eran los propios esquizofrénicos. Así que había que eliminar toda la metodología hospitalaria que no solo encasillaba al enfermo, sino que potenciaba y prolongaba su enfermedad. Y Laing al mudar la psiquiatría de la clínica tradicional se fue encontrando con cosas amigas en el camino que fue incorporando a su nueva visión, como por ejemplo la psicodelia. Psiquiatría/Psicodelia era el cometido del buen hombre. Tenía gusto por lo literario, y también fue el creador de una especie de poemas y de caligramas (al estilo Apollinaire) que me parecen interesantísimos. Los llamó "Knots", o sea, "Nudos". Son, como su nombre lo indica, nudos de palabras, retruécanos, galimatías pero que vienen a representar lo que en la mente se forma cuando empezamos a crearnos un problema, o una patología; sería como la forma visual de los nudos que nos hacemos en la cabeza y que nos van entorpeciendo, tropezando, coartando, anquilosando. Venga un botón de muestra:

They are playing a game. They are playing at not
playing a game. If I show them I see they are, I
shall break the rules and they will punish me.
I must play their game, of not seeing I see the game.

En español:

Juegan un juego. Juegan a que no juegan un juego. Si les muestro que veo lo que hacen, romperé las reglas y me castigarán. Tengo que jugar su juego, el juego de no ver que veo el juego.

O llevándolo más al fondo de las obsesiones:

There must be something the matter with him
because he would not be acting as he does
unless there was
therefore he is acting as he is
because there is something the matter with him
He does not think there is anything the matter with him
because
one of the things that is
the matter with him
is that he does not think that there is anything
the matter with him
therefore
we have to help him realize that,
the fact that he does not think there is anything
the matter with him
is one of the things that is
the matter with him
there is something the matter with him
because he thinks
there must be something the matter with us
for trying to help him to see
that there must be something the matter with him
to see that
we are not persecuting him
by helping him
to see we are not persecuting him
by helping him
to see that
he is refusing to see
that there is something the matter with
him

Y sigue y sigue. Gentle Giant hicieron una canción para homenajear a Laing que se titula, obviamente, "Knots". Supieron captar muy oportunamente el espíritu de la idea del nudo. ¿Será que todos nuestros problemas psicológicos son solo embrollos de palabras que nos crean callejones sin salida obsesivos?

domingo, agosto 02, 2009

Vent

AWNtv :: Vent

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Declárome fan de los cortos animados. Creo que obedece a las mismas razones por las que me gustan los cuentos: por la capacidad de síntesis, por la contundencia, por el planteamiento y desarrollo de una idea absurda o siniestra o locuaz o misteriosa o ridícula o divertida o ingeniosa. Es la simple manifestación de los devaneos mentales que una persona tiene, y ha habido geniales expositores de sus devaneos. Este corto me gusta por la técnica, por la musicalización, por la idea, y simplemente porque alguna vez tuve un sueño similar. Ojalá que alguien tenga la paciencia y curiosidad de verlo, y, por supuesto, de disfrutarlo.

jueves, julio 23, 2009

Not a machine

John Ruskin decía en un ensayito que leí hace ya unos años que el gusto es la única moral que hay. Para él bastaba salir a la calle y preguntarle a la primera persona que pasara "¿usted de qué gusta?" Y acorde a lo que respondiera ya podíamos saber qué tipo de persona era. Si bien tiene algo de exagerada la idea del gusto/moral de Ruskin, tiene su parte interesante respecto a la inclinación moral implícita que hay en las elecciones que hacemos. A mí siempre me ha resultado muy curiosa la mecánica entre consciente e inconsciente que se da cuando algo me gusta instantáneamente. No alcanzo a comprender del todo por qué ese súbito estremecimiento por algo. Digamos por ejemplo una canción. Hay canciones que voy descifrando poco a poco hasta que después del lento proceso ¡plop! Me percato que me gusta mucho. Hay otras que instantáneamente me provocan repeluznos y son rechazadas con contundencia. Pero hay otras que bástenme 5 ó 10 segundos para que sienta uno como despertar de todos mis huesos y vísceras y me maraville a grados superlativos que me llevan a cursilerías tales como agradecer al altísimo por estar vivo para poder disfrutar de esa grandiosa canción. "Traffic Music" es una canción que, sin exagerar ni mentir, me fascinó a los 10 segundos de que la escuché por primera vez. Es como un reconocimiento de algo lo que suscita tal encantamiento. Alguien dijo que todo conocimento es en realidad un recuerdo. Conocer es reconocer. Me enamoré a primera vista una vez, hace muchos años, y siempre he tenido la idea de que fue porque en esa hermosa mujer reconocí al instante todo lo que había olvidado de mis primeros contactos con el amor, con la ternura, con el deseo. Esta canción en particular me cautivó por inconvencional, por jubilosa, por rara, por original, por la elección de los instrumentos para ejecutarla (el tema de los instrumentos es harto interesante y mi maestro de filosofía -el único genuino maestro que tuve en la vida- decía que podía hacerse una muy original historia de la música a partir de la historia del desarrollo de los instrumentos). Me gusta lo raro, lo que no se muestra de una manera manida. Eso es un importante elemento para que me cautive algo. Me gusta lo misterioso por añadidura. El misterio, a diferencia del secreto, muestra algo, deja ver una pequeña parte de un todo, pero dicha parte se presenta de manera extraña.
Hjaltalín es el grupo que toca esta bella melodía. Son islandeses y éste es su primer disco. Si no se disuelven y siguen por este camino, van a hacer cosas realmente grandiosas. Me voy a permitir incluir el video de la canción que por cierto, también me gusta mucho porque la técnica que usan en la animación me recuerda mucho a la que usaba Terry Gilliam con esos otros genios que fueron Monty Python.


Como elemento adicional, incluyo una excelente versión acústica que hicieron en un inmejorable entorno (me imagino) islandés. Si alguien sintió el mismo estremeciiento que yo, disfrutará mucho esta versión.

domingo, julio 19, 2009

Causalidad

No hay domingos que no reflejen todo lo que de tedio, soporífero, vacuo, sinsentido y aborrecible hay en el Cosmos. Lento paso de vaca de los domingos, parafraseándole y tergiversándole un poco también las palabras a Ortega y Gasset. Es el domingo también el día de majestad de la ley del mínimo esfuerzo, o al menos gobierna en mí los domingos. Así que solo estiro los brazos cuan largos son y todo lo que necesito para subsistir durante el día, debe estar dentro del radio de alcance de ellos. El universo termina para mí más allá de mis brazos. El control remoto, el iPod, la computadora, la bolsa de papas, todo eso conforma mi vergel dominical. Si sobre la cama hay algún libro es probable que también lea un poco. Hay un par de libros de poesía y encuentro en uno cierto poema de Ezra Pound que hace muchos años, usé para ahuyentar a una chica que me gustaba mucho pero que al parecer no le gustaban esas muestras ridículas de pasión; bastó que le mencionase aquello de "Tree you are" para que manifestara signos diarréicos. Helo aquí:

A Girl

The tree has entered my hands,
The sap has ascended my arms,
The tree has grown in my breast -
Downward,
The branches grow out of me, like arms.

Tree you are,
Moss you are,
You are violets with wind above them.
A child - so high - you are,
And all this is folly to the world.

El tedio del domingo me llevó a la relectura de este poema, el poema me condujo a su vez al recuerdo de aquella chica que tanto me gustaba, aquél recuerdo me llevó a la reiteración de cuán torpe, cuán idiota, cuán ineficaz he sido siempre con las mujeres, y esa reiteración me lleva a comprender por qué dentro de mi microcosmos dominical no encuentro una suave cintura a la que pueda ceñirme.

De los consortes y la cohabitación



Vivo con dos mujeres. Eso ya es sabido. Y esto es así no por un espíritu hippie rancio y decantado del que abunda por las calles y que se terminó fusionando con las rastitas de los pobres jamaicanos que ni vela en el entierro... Ni tampoco es porque sea yo un Charles Manson de departamento comandando a un grupo de incautas descerebradas para cometer todo tipo de tropelías, incluído el asesinato de alguna joven estrella del espectáculo, digamos a Luisana Lopilato. No, el fenómeno obedece estrictamente a la crisis, al optar por compartir gastos y encarar a la inflación en tropel, como hormiguitas. Eso nos convierte en consortes. Y está bien correr la misma suerte y compartirla, distribuirla, repartirla; pero ese beneficio va directamente en detrimento de la vida privada, de la pirotecnia de los flatos descarados, del olvido de platos con comida debajo o sobre la cama que permiten a su vez generar nuevas y fascinantes formas de vida, del silencio, bendito, monacal, purificador; o simplemente del jugarse el pellejo cuando la ocasión lo requiera. Pero tiene su parte educativa también. Puede uno empezar a comprender lo que converge y diverge entre lo femenino y masculino, como en aquél ensayo de Francisco Umbral donde, uno de los puntos de convergencia lo ubica en la rodilla, de ahí la fascinación de Baudelaire por las rodillas. Tengo la pequeña y arrogante esperanza de yo sí poder responder a la pregunta que papá Freud nunca pudo, pobrecito, y que es aquella famosa de ¿qué es lo que quieren las mujeres? Sin embargo el responder esa me va a demorar tanto y me devanará tanto mis sesos que con toda certeza dejaré irresoluta otra quizás más importante y capital: ¿qué es lo que quiero yo?