sábado, enero 02, 2010

De las afinidades

En septiembre de 1567 se supone que tiene lugar el encuentro de Santa Teresa de Jesús con San Juan de la Cruz. Qué par de personajes reunidos para dialogar sobre causas comúnes. Hace algunos años, cuando leí el Libro de la Vida de Santa Teresa y me enteré de que había tenido (creo) un par de encuentros con San Juan, me tratába de imaginar dichos encuentros, y pensaba que cuán maravilloso habría sido presenciarlos, porque de dos espíritus tan nobles, no podrían surgir sino altísimas conversaciones. Pero ahora que lo vuelvo a evocar, ya no pienso de la misma manera. ¿Y si no eran buenos conversadores? ¿Y si ese día alguno de los dos no estába del mejor de los humores, o tenía hambre, o cansancio, o simplemente con poca inspiración para la charla? O quizás, no había "química" entre ellos para la plática y sus conversaciones eran más bien solemnes y aburridas. Por supuesto que pudo suceder también que hayan sido magníficas y ejemplares, pero la realidad es que pudo suceder cualquier cosa. Pascal y Descartes también tuvieron un encuentro y en su momento pensé lo mismo, que daría cualquier cosa por haber estado ahí. Pero quién sabe en la realidad si valió la pena dicha reunión, empezando porque Descartes ya estába algo avejentado y enfermo. Está el famoso encuentro de Mozart y Beethoven y se pueden sumar docenas de reuniones entre grandes hombres o mujeres de los cuales podría uno esperar (o imaginar), que fueron encuentros inolvidables. Pero la realidad es que no se puede saber, que la imaginación gusta de fabricar todo tipo de exaltaciones. La realidad es que no se puede saber ni predecir qué personas van a sentir afinidad. En algún lugar Borges cuenta que un grupo de personas (incluido él) estában empecinadas en presentar a Macedonio Fernández y a Xul Solar porque consideraban que eran almas afines, casi gemelas, y que dadas sus originalísimas e interesantísimas personalidades, no podría resultar otra cosa de ese encuentro más que magia pura. El encuentro tuvo lugar y con él, el desencanto. Al parecer Macedonio y Xul se ignoraron olímpicamente y solo intercambiaron el saludo y la despedida. Algo misterioso opera en las afinidades. Por eso me he enfadado mucho cuando alguna vez le he solicitado a alguna amistad (generalmente femenina) que me presente a alguien y me responda que no porque "no soy su tipo". "Y cómo puedes saber que no soy su tipo", he replicado yo con vehemencia, "porque la conozco", ha sido la absurda respuesta que me han dado. ¿Qué sabe uno de lo que pueda operar dentro de dos personas cuando se conocen? Puede no pasar nada, o puede pasar todo, así de sencillo, y es impredecible. Pareja situación ocurre cuando se encuentran dos grandes personalidades, puede surgir auténtica magia, o pueden neutralizarse por completo, y por una interminable cadena de circunstancias que van desde lo fisiológico, hasta lo ambiental. Jodorowski afirma que tuvo una reunión con Carlos Castaneda (a saber si es verdad) y que se interrumpió porque a Castaneda le vino una diarrea súbita. Por eso cuando vi aquella gran secuencia de la película de Jim Jarmusch "Coffee and cigarettes", donde tiene lugar el encuentro de dos leyendas del rock: Iggy Pop y Tom Waits. Y resulta que tienen muy poco para decirse salvo trivialidadesde sobremesa, uno que otro comentario venenoso y el final enfado de Tom Waits porque Iggy Pop parece insinuarle que necesita un baterista profesional. La secuencia me resulta genial, no solo porque amo a Tom Waits con todo mi corazón, sino porque evidencia cómo dos grandes personalidades no necesariamente van a producir grandes conversaciones. Lo mejor que puede hacer uno es desprejuiciarse y conocer toda la gente que pueda sin ideas preconcebidas.