miércoles, febrero 17, 2010

3 stages of a day


At the airport without sleep with dark glasses so the eyes can remain close

Eating "cebiche" at Lima's airport

The first glorious tacos, with ugly taco face

sábado, febrero 06, 2010

Topoi

Creo que es de cualquiera sabido que la palabra "tópico" se refiere al lugar común, al cliché y al estereotipo. Y es eso, el tópico, una de las cosas que más abomino en la vida. Con estono quiero dar a entender que yo no tropiezo en muchos lugares comúnes, pero intento mantenerme alerta para evitarlos. Y no se trata de un simple capricho por no caer en el lugar común para hacerse el "interesante" o el "original", es simplemente que el lugar común es el lugar por excelencia del error y la superchería. Cuando una persona empieza a hacerse preguntas y empieza a desarrollar la pericia para responderlas y analizarlas, se da cuenta bien rápido de que sus conclusiones van a empezar a diferir de las de la mayoría. El lugar común, de hecho, se instaura para no pensar, es solo para ocuparlo, para ser uno "pensado" en lugar de ser uno el que piense. Ortega y Gasset dice en el prólogo a "El collar de la paloma" que: Nadie puede tener las mismas ideas que otro si, de verdad, tiene ideas.
Los que me conocen bien han tenido que soportar mi tendencia a llevar la contraria y han llegado a pensar, que es por molestar que lo hago. No niego que sí, que me gusta molestar un poco, pero esa no es la razón genuina, lo hago porque me gusta reflexionar. Aunque alguien me afirme algo que yo mismo creo, voy a llevarle un poco la contraria pero para que se inicie la reflexión y el escrutinio. Ahora que si alguien me llega a decir que el matrimonio es lo mejor que le puede suceder a una persona, es imposible no esperar un contraargumento de mi parte y una cordial invitación a que me exponga, con argumentos, el por qué de su dominguera afirmación. Odio a todos aquellos que dicen que "Da Vinci era un genio", que "Dalí era un genio", que Frida Kahlo "una artista talentosísima". Frida Kahlo fue una pintora más bien mediocre que lo mejor que le pudo haber pasado (para efectos de su popularidad) fue haber tenido un accidente en un tranvía y haber sido pareja de Diego Rivera (alguna vez leí a un periodista exclamar lastimeramente "¡Frida, por qué no te moriste en el accidente!" Pero la masa, el cliché y la ignorancia por supuesto, han querido hacer de Frida un emblema del arte mexicano y de la liberación femenina. Si le rasca uno un poquito nomás, vislumbrará que en el fondo es todo un gran negocio en realidad. Dalí no era genio. Ni estába loco. Dalí era un gran y admirable hombre de negocios, un gran publicista que hizo de su nombre, el más lucrativo de sus productos. La historia del arte podría prescindir de él y no se notaría la ausencia. Muchos de los cuadros de Dalí no pasan de ser pósters efectistas para adornar vulcanizadoras. Le gustó jugar con el hábito de autoproclamarse genio (haciendo una mediocre imitación de Nietzsche quen sí estába loco y también se autodefinía como genio en el Ecce Homo. No hay que olvidar que el propio Dalí confesó que se dejó crecer sus bigotes de la manera que todos conocemos en contraposición a los de Nietzsche), con tal eficacia, que toda una legión de neófitos creyó y sigue creyendo que realmente lo era. No sé si Da Vinci fue un genio. Con tanta obra inconclusa que dejó se puede tornar difícil la apreciación. Pero una de las cosas que le admiro, es que gran parte de sus finas observaciones de la naturaleza y sus aportes a la historia natural, fueron hechas precisamente para contradecir las creencias comúnes de su época, para derrocar los clichés. Si supiera que las futuras generaciones lo convertirían en un lugar común... La moraleja aquí es sencilla: la verdad no es un asunto cuantitativo, sino cualitativo, y que nos pretendan convencer de algo aduciendo que "10000 personas no pueden estar equivocadas" es una soberana estupidez porque no sólo sí pueden estar equivocadas, sino que es casi seguro que lo están. La cosa se trata solo de abrir bien los ojos y aprender a no dar por sentado todo. Hay que ser contreras más a menudo.