miércoles, diciembre 01, 2010

Ondas & Agnes

A medida que voy para mayor, empiezo a notar en mi temperamento algunos refunfuños propios del abuelo. Quisiera decir que son propios de la madurez pero… A pesar de mi avanzada edad, sigo sin comprender muchas cosas, entre ellas, lo que se quiere significar cuando se habla de "madurez". Uno de mis achaques empieza a ser el de considerar que todo tiempo pasado fue mejor, así bien de abuelito charlando en el geriátrico tomando un té de gordolobo. Y como buen anciano me acude a la mente un viejo texto de un viejo autor, gran decidor de viejas verdades: Don Francisco de Quevedo y Villegas, quien en El mundo por de dentro se encuentra con un viejo harapiento y maltrecho que le confiesa ser El Desengaño. Lo invita a caminar por la mayor avenida del mundo para mostrarle lo que el mundo verdaderamente es por dentro. Dicha avenida es La Hipocresía. Bueno, ese es mi segundo achaque: el desengaño. Ya no me creo casi nada, a todo le encuentro su componente fraudulento y sí, ciertamente creo que todo gira en, sobre, por y para la hipocresía.

Hace un rato me puse a pensar en eso cuando me percaté que, en lo que a música se refiere, disgusto a rajatabla de aquellos grupos o solistas que más preocupados están por fabricarse una imagen, que por componer música buenamente hecha. En cuanto veo al o la cantante que se hacen los: diabólicos o intelectuales o incomprendidos o malditos o irreverentes o galanes o locos o inocentes o poetas o gañanes o tiernos o lo que quiera que se les ocurra simular que son, mi reacción inmediata es de repudio. Uno nota fácilmente cuando dichas actitudes, son simple y vana pose efectista. Por oposición es fácil notar cuando alguien sale a un escenario portando nada más que lo que es, sin agregados fantoches, ofreciendo lo que se supone que tendrían que ofrecer todos los que a eso se dedican: música. O sea, aprecio a los que no se disfrazan, sea el disfraz del metalero, el del indie, o el del sex symbol.

Pongo a continuación dos videos de gente que, comparada con la parafernalia tan en boga, no manifiestan gran despliegue de "imagen". Los pongo a ellos no porque sean la gran representación de lo que digo, sino simplemente porque hace rato veía sus videos y porque me gustan, pero ejemplos de lo que mis achaques me indican, tengo muchos.

Agnes Obel es una chica danesa que sacó su primer disco hace un par de meses. No es el gran disco ni está descubriendo el hilo negro de nada, pero en varias canciones se percibe a una chica talentosa y que lo que está intentando hacer, lo está haciendo bien.

Las Ondas Marteles son un trío francés que llevan editados dos discos. En el primero, influidos por la música mexicana y cubana que escucharon en sus viajes por ambos países, intentan tocar boleros. Musicalmente no lo hacen mal, pero el lío es que intentan cantar en español. Español mal pronunciado, y eso, inevitablemente, desluce. En su segundo disco se mudan al blues y al rockabilly, y ahí sí me ganaron, a pesar de cantar ahora en inglés, pero un inglés bien pronunciado.

Así que puede uno ver en estos videos a gente sin pretensiones, haciendo buena música, porque, insisto, ni están haciendo nada nuevo, ni creo que sea su objetivo; simplemente eso que hacen, lo hacen muy bien, sin fantochadas. Si alguien pasa por aquí, dele play a los videos y una buena música podrá escuchar. Y si nadie pasa, pues ese ausente se lo pierde.


Las Ondas Marteles - Poor Little Baby - A Take Away Show from La Blogotheque on Vimeo.