viernes, abril 16, 2010

Anomalías

Podría suceder que, en una reunión de esas donde confluyen no solo mujeres y hombres, sino bebidas y comidas, que a alguien se le dé por hacer un elogio, pongamos por caso, del matrimonio. No faltarán los adhirientes a la loa y por supuesto los opositores de semejante ocurrencia. Dos efectos sociológicos se pueden observar en ese tipo de debates.
El primero y quizás más sutil es el de que no todo lo que una persona afirma en el calor eufórico de una reunión es realmente lo que piensa (y mucho menos lo que hace), por lo tanto mal hará uno en tomarse muy a pecho la discusión y pretender convencer o ganar el pugilato verbal. Diversos motivos mueven a la gente para decir públicamente cosas que nada tienen que ver con sus genuinas acciones, pero quizás la más poderosa de esas razones sea la de disimular (o simular, según sea el caso), o sea la de instaurar en sociedad la imagen que alguien quiere que los demás se lleven a casa. Práctica vana que no conduce a nada bueno como no sea a la desdicha allá en soledad, allá donde lo que alguien verdaderamente es, emerge de los sótanos y alcantarillas como la noche de los muertos vivientes.
El segundo es el de catalogar de anormal a la persona que lleva la contra (porque, admitámoslo, los contreras son siempre minoría). Una persona lleva la contra públicamente a un aserto que todos parecen compartir por varias razones también, por aburrimiento, por cinismo, por provocación, por disimular (o simular, según sea el caso); sin embargo hay ocasión para que ese contrariar sea producto de la reflexión, del discernimiento. El que empieza a reflexionar con cierta aplicación, no tardará en empezar a discutir con la gente que le rodea. Pero ¿los que tienen homologado su pensamiento son normales y los parias que piensan diferente no lo son? Eso de la normalidad es concepto difuso y escurridizo. Sin embargo bien puede considerarse como normal a aquella persona que guarda y preserva las normas que rigen a su sociedad. Bajo ésta premisa, me percato que hay más gente normal de la que pensaba. Cierto que hay mucha gente con taras, extravagancias, rarezas, pero eso no hace anormal a nadie porque sus rarezas en nada modifican o desafían las normas.
Lo más aleccionador de esta brevísima reflexión, es que descubro que yo vengo a ser una persona rete normalita.

5 comentarios:

  1. i know im so lame, im so sorry, hope you're fine.

    have a wonderful weekend ok?

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  2. im a bit worried.
    are you still alive?
    i hope you are not angry with me.

    :((

    ps: still busy.

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  3. Como lo mencionas, lo normal tiene parámetros muy fino y poco delineados, pero bueno, yo al contrario, pienso que por no estar y hacer lo que el grosor de los demás, no solo no soy normal, más bien soy raro. Si la normalidad, se trata de que todos somo un cocktail de emociones, taras, gustos, tabúes, etc, tons como tú, soy sumamente normal. Un abrazo, Ivo

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  4. i thank you so very much, you just made my day!

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  5. Hey there! Thanks a tonne for your warm comment...
    You gave me a great enthusiasm through your words... Love from India.
    Keep writing.

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