domingo, julio 19, 2009

De los consortes y la cohabitación



Vivo con dos mujeres. Eso ya es sabido. Y esto es así no por un espíritu hippie rancio y decantado del que abunda por las calles y que se terminó fusionando con las rastitas de los pobres jamaicanos que ni vela en el entierro... Ni tampoco es porque sea yo un Charles Manson de departamento comandando a un grupo de incautas descerebradas para cometer todo tipo de tropelías, incluído el asesinato de alguna joven estrella del espectáculo, digamos a Luisana Lopilato. No, el fenómeno obedece estrictamente a la crisis, al optar por compartir gastos y encarar a la inflación en tropel, como hormiguitas. Eso nos convierte en consortes. Y está bien correr la misma suerte y compartirla, distribuirla, repartirla; pero ese beneficio va directamente en detrimento de la vida privada, de la pirotecnia de los flatos descarados, del olvido de platos con comida debajo o sobre la cama que permiten a su vez generar nuevas y fascinantes formas de vida, del silencio, bendito, monacal, purificador; o simplemente del jugarse el pellejo cuando la ocasión lo requiera. Pero tiene su parte educativa también. Puede uno empezar a comprender lo que converge y diverge entre lo femenino y masculino, como en aquél ensayo de Francisco Umbral donde, uno de los puntos de convergencia lo ubica en la rodilla, de ahí la fascinación de Baudelaire por las rodillas. Tengo la pequeña y arrogante esperanza de yo sí poder responder a la pregunta que papá Freud nunca pudo, pobrecito, y que es aquella famosa de ¿qué es lo que quieren las mujeres? Sin embargo el responder esa me va a demorar tanto y me devanará tanto mis sesos que con toda certeza dejaré irresoluta otra quizás más importante y capital: ¿qué es lo que quiero yo?

2 comentarios:

  1. bolú!! muy bonito su blog, muy colorido. Espero que no lo deje morir y agusanarse como a aquél otro Saturnino que escribía cuentos. Como usté sabe yo también viví la experiencia de cohabitar con dos mujeres. Le deseo mucha suerte y paciencia. Y a ver cuándo nos juntamos, menso.

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  2. Betito, me alegra tu blog, el que muestres tu manera de escribir, de pensar y lo compartas.
    La convivencia con una, dos o más personas, mujeres o hombres (da lo mismo) va en detrimento, como dices, de la vida íntima. Lo interesante en tu caso es que convives con dos mujeres y eso te lleva a replantearte lo de siempre en estos casos: masculino vs femenino, machos vs hembras y así podemos seguir un rato. La convivencia es matizada por el amor, la amistad y el cariño que sientes por esas personas con la que has elegido vivir. Esa es una punta para que comiences a contestarte la pregunta que te haces. Las elecciones que uno hace a diario determinan y nos dicen qué queremos.
    Celebro este blog. Celebro la amistad que me une a tí, la amistad que es un don donde hay reciprocidad, que es lo bonito. Te quiero mucho Betuchis, y como dice tu amigo no lo dejés morir.

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